Enseñar la igualdad desde la cuna

La igualdad es algo que queremos conseguir a nivel de toda la sociedad, por diferentes razones de salud y bienestar de las personas, y actualmente se están haciendo muchos esfuerzos. Por ejemplo desde unos colegios en Madrid, en los cuales nos cuenta un artículo del País del pasado 25 de Noviembre de 2019, hay programas específicos para niños desde los 4 años de edad de aprender la igualdad.

En el Ambulatorio Emocional tenemos un punto de vista que puede ayudar a aclarar alguna dificultad de interpretación del tema de la igualdad. Nuestra comprensión del ser humano se puede resumir algo así: el ser humano tiene programado en su desarrollo unas capacidades individuales que le diferencian profundamente de las demás personas, y que bajo las circunstancias optimas de cuidado se desarrollan con normalidad. Además, en nuestro concepto hay otra capacidad humana e innata que viene de la mano de esta primera: la capacidad de comprender y de aceptar que los demás son iguales de individuales y diferentes.

En esta capacidad está la comprensión que todos somos iguales, por que todos somos únicos, y que cada uno de nosotros, independientemente de su sexo, tiene sus aspectos personales. Estos aspectos, bajo el cuidado optimo, se desarrollan con NORMALIDAD. Quiere decir, se llegan a desarrollar, y no se apagan desde sus principios. Y con esto el niño llega a ser una persona con un respecto no solo hacia sus propias capacidades y aspectos individuales, sino hacia las de los demás. Esta es una comprensión que se programa dentro del cerebro en desarrollo durante los primeros 3 o 4 años de vida, y es  mucho más complejo cambiarlo a partir de los 4 años, cuando el cerebro ya está construido a un 80 -90%.

Si queremos «educar» a la igualdad, tenemos que tener en cuenta el hecho que los «conceptos» a través de las que actúa una persona más adelante en su vida, son fundamentos que se ponen en los primeros años de desarrollo.

Mucho podemos «corregir» después de poner estos primeros fundamentos, pero desde el Ambulatorio Emocional nos preguntamos:

¿Cómo sería una educación de igualdad desde la cuna?

La respuesta es sencilla: ¡Muy fácil! ¿Cómo hacerlo? Pues, simplemente centrarnos en no quitarle al niño su voluntad individualizada desde un principio. Dejar que el niño se desarrolle como una persona y no someterle a una «educación» en los principios desiguales de la sociedad.

Estos principios desiguales las educamos inconscientemente como padres y educadores educados de igual manera (desigualada), y de las escuelas infantiles o guarderías, o sea, sin que nos demos cuenta. Simplemente por que nosotros mismos funcionamos a través de estos conceptos programados profundamente en nuestros circuitos, y así los vivimos día tras día, transmitiéndolos a los niños. Por ejemplo, los niños no deben de mostrarse sensibles y se llevan entre ellos de manera ruda, mientras las niñas son más suaves, etc. O quizás, ¿podría ser que se vuelven rudos, por que no reciben tanto cariño durante los primeros años? Estudios muestran que tratamos a nuestros hijos diferente a nuestras hijas en aspectos como el cariño, la atención, la actitud hacia sus emociones, etc.

Además los conceptos de lo que son los niños y lo que son las niñas se encuentran muy arraigados, en algunos lados más que en otros. El rosa para niñas, el azul para varones, los lazos y flores para las niñas, los barcos y coches para niños.

Hay culturas del mundo actual, desarrolladas e industrializadas, en las cuales estos conceptos se encuentran mucho menos marcados que en España, y ¡sorpresa! Los niños llegan a ser niños igualmente, mientras las niñas llegan a ser niñas. Y se diferencian entre ellos, sin ningún problema, aceptando que hay diferencias, pero no pasa nada, ya que cada uno está genial tal y como es. Y los niños comienzan a desarrollar sus lados empáticos y las niñas sus lados matemáticos. Y si finalmente el niño quiere ser futbolista, y la niña bailarina, pues también se acepta.

Para poder educar a la igualdad necesitamos nuevos conceptos de crianza, que permiten superar a los conceptos que nos impiden el desarrollo individual de cada uno.

Un cuidado optimo, entre otros aspectos, respecta a la personalidad y las necesidades individuales de cada uno, dejando espacio para sus deseos, siendo sensible a sus señales sutiles. Y con esto las personas pequeñas que llegan a ser grandes serán más respetuosos y tendrán más respeto también por si mismos. Tal y como son.

2 respuestas a «Enseñar la igualdad desde la cuna»

  1. Me parece una exposición clara y precisa y totalmente de acuerdo desde la perspectiva de educar en la Igualdad, es más cómo madre pienso que desde que los llevamos en nuestro seno y hablamos con ellos, en mi época las ecografias se hacían pocas y poco precisas,mi primer embarazo una niña y en la preparación al parte yo veía una niña con un lazo rosa, color que no me gusta demasiado y a la vez la veía cómo una guerrera abriéndose camino en éste mundo machista, con mi hijo me lo imaginaba haciendo grandes obras, sabía que era niño, y luego jugo con su hermana con muñecas, cocinar y hacerse cabañas, mis nietos tanto sus padres cómo mi marido y yo les enseñamos que fuera estereotipos, primer regalo de mi nieta cuando hizo un año, un camión grande. Todo ésto lo cuento porqué siempre he creído en la Igualdad y el respeto hacía cualquier ser humano. Me parece una magnífica idea para éstos futuros ciudadanos que acaban o están en camino.

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    1. Muchas gracias, Dolores,
      realmente creo que si lo miramos a fondo nosotros tenemos una igualdad grabada «por defecto» en los circuitos del programa de operación. Pero está cubierto por los costumbres, que pueden llegar a ser muy arraigados. Pero justo por eso muchos sentimos que la desigualdad es una situación difícil de conllevar. Hasta llegar la igualdad, que será un alivio, y no solo para las mujeres.

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